ME DIRIJO A VOSOTROS
Solo hay pocos seres humanos que se esfuerzan seriamente por alcanzar la perfección espiritual, la mayoría se conforman con cosas externalidades y no son conscientes del propósito de su existencia. Valoran la existencia terrenal como el bien supremo y siempre se preocupan por hacerla lo más placentera posible, sin considerar qué beneficio sacan de ella el alma ni lo que le deben. El alma necesito alimento tanto como el cuerpo; de hecho, el alma lo necesita todavía con más urgencia, pues es lo que queda cuando el cuerpo perece, cuando la vida del ser humano termina.
Y el estado en el que se encuentra el alma al final de su vida terrenal determina su destino eterno. Puede ser glorioso, pero también completamente desolado .. el alma puede morar en la dicha suprema en el reino espiritual, pero también recordar con remordimiento su vida terrenal desperdiciada si el tormento y la oscuridad son su destino. Y los seres humanos no recuerdan esto … Viven sus días y dejan que sus almas mueran de hambre; primero se abastecen a sí mismos, es decir, a sus cuerpos, antes de pensar darle al alma el alimento adecuado que le permita madurar, que la ayude a alcanzar la perfección.
A menudo, la muerte repentina de alguien de su entorno hace que los humanos se den cuenta de que su propia vida también puede terminar muy rápidamente. A menudo, la muerte separa a los humanos del círculo de sus seres queridos, y estos pueden contemplar temporalmente su propia mortalidad, pero solo pocos experimentan una transformación profunda, pocos viven su vida terrenal conscientemente y se preparan para la vida que sigue. Porque solo unos pocos son fuertes en su fe.
Solo unos pocos establecen una conexión viva con Dios y, por lo tanto, alcanzan un conocimiento interior del propósito y el objetivo de la vida terrenal. Por lo tanto, solo unos pocos alcanzarán, al morir, el grado de madurez que les asegura la entrada en las alturas claras; la mayoría tendrá que luchar durante mucho tiempo en el más allá para alcanzar incluso un pequeño rayo de luz que haga su destino más llevadero. Pues su fuerza no será grande, y aun así, aún les es posible ascender si no son completamente tercos, si aceptan la guía y las enseñanzas que aún se les ofrecen en el más allá a través del amor misericordioso de Dios, pero que también presuponen su propia voluntad de alcanzar un mayor progreso espiritual.
Y por lo tanto, solo se puede advertir y amonestar a los seres humanos: Aprovechad vuestro tiempo en la Tierra sabiamente para vuestra alma … No lo dejéis pasar sin aprovecharlo, sino pensad que la verdadera vida aún os espera, que la vida terrenal no es la principal, pero que es decisiva para la eternidad. Porque podéis lograr mucho en esta Tierra si tan solo os esforzáis seriamente por vuestra perfección … Pero también podéis fracasar, y entonces lamentaréis amargamente no haber escuchado las advertencias y exhortaciones en la Tierra …
Amén